Por: César Palma Galindo
Vivencias…‘Mira César, el lucero de la mañana‘, decía mi madre cuando la acompañaba a trabajar en casa. Recuerdo como muy temprano horneaba las tortas que en la noche decoraba con diferentes tipos de masa o merengues.
No me gustaba dejarla sola “Ve adormir” me decía y yo tercamente me quedaba a su lado así me cabeceara sentado en la silla viendo como con su talento decoraba hermosas tortas.
La señora Teresa siempre fue muy chamba, la cocina y repostería era lo suyo, gustaba también de dar clases de repostería, ¡Que rico se comía esos días, sobre todo cuando tocaba clases de bufets navideños, siempre quedaba degustación pa’ este pechito que se deleitaba con cada delicia, dulce o salado salía ganando!
Recuerdo cuando pedían bocaditos, me tocaba rellenar algunos como los cachitos que tenían jamonada con mayonesa (harta mayonesa), las canastitas de pollo que llevaban pollo desmenuzado con mayonesa un poco de pimienta y se decoraba delicadamente con una hoja de perejil y un pedacito de pimiento o ají amarillo.
Pero mi habilidad quedaba plasmada cuando rellenaba alfajorcitos de maicena, que bárbaros para romperse, tenías que con delicadeza untarle manjar blanco en el centro y luego en los bordes que llevaban coco rallado.
Que pesado trabajo, no sé cuántos me comí, pero rompía muchos, algunos accidentalmente y otros a propósito, al final ni idea si las cuentas cuadraban, solo que comía rico.
Crecí y ya no era un pasivo espectador, ya participaba en el antes, durante y sobre todo en el después. Muy temprano me levantaba para ir al Avelino ha hacer las compras para la chamba de la semana, si no era de un solo día era de semana si se tenían que hacer bocaditos o tortas.
Pero como nada es gratis la Teresita, mi ma, madrecita bella, me extorsionaba ofreciéndome comprar unas ricas empanaditas fritas o cachangas ósea siempre ganador.
Tocaban hacer los bocaditos salados, ganadazo con las brochetas, que se hacían con el palo del anticucho al que se le ponía pedacitos de pollo, carne acompañados de su pedazo de apio, pimiento y cebolla… que buenazos. Pero la batalla grande se imponía cuando tocaba hacer tamalitos.

Vivencias…¡Cuantos luceros nos tocó mirar!
¡Cuantos luceros nos tocó mirar haciendo estas delicias que odiábamos por lo trabajosas que son!, Primero con la moledora preparar el maíz, gran ejercicio para quienes quieran operar estos aparatos.
Luego la masa, seguido poner la masa en las hojas de achira, ahora colócale un pedazo de pollo o chancho, ají colorado y huevo. Que laborioso pero satisfactorio al culminar. No importaba facturar sino ayudar.
Cuantas noches mamita acompañándote, desde ahí a ti a mi mamita Lucy e Irma les guardo un gran aprecio, aprendí a valorar la labor de ustedes mujeres emprendedoras, verdaderas luchadoras, todo por sacar adelante a sus hijos que poco quizás hoy les retribuyan.
Para mí son y siempre serán un símbolo de amor por nosotros y de aquellas damas que salen adelante sin que nada las detenga.
En ustedes esta representada esta nueva generación de mujeres que salen adelante a pesar de las dificultades. Un salud por su vida y un salud porque vivan eternamente.
‘Lucero de la madrugada
Que llevas luz a su ventana
Ves como un rayo de luz
Cuéntale de mi alma’