José Belaunde
Este viernes 28 de marzo al mediodía en Birmania (Myanmar) se registró un terremoto de magnitud 7.7 azotó la zona central del país, dejando unas 144 personas fallecidas. El epicentro fue a 16 kilómetros al norte de Sagain y cerca de la ciudad de Mandalay, la segunda ciudad más grande del país con más de 1.2 millones de habitantes y antigua capital real del país.
Del mismo modo, en Bangkok, capital de Tailandia, país vecino, se registró al menos 10 personas personas fallecidas y decenas de obreros desaparecidos después del colapso de 3 edificios en construcción. Según varios expertos, se trata del peor terremoto en alrededor de 200 años.
Mandalay es el centro cultural y religioso del país, alberga antiguos templos y edificaciones budistas y de la realeza con más de 800 años de antigüedad. Muchas de estas edificaciones han colapsado a causa del sismo e igualmente el palacio real presenta graves daños. Además, Mandalay es considerado un importante eje comercial y centro de inversión extranjera.
Los miembros de equipos de rescate siguen trabajando por asistir a cualquier persona en necesidad, las cifras de heridos y fallecidos siguen escalando. Ante estos hechos, el gobierno de Birmania ha declarado estado de emergencia y ha solicitado ayuda internacional. Países como la India, China, Rusia y EE. UU. ya han ofrecido su apoyo.
La administración de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, recientemente afirmó que reducirían los fondos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Sin embargo, Trump declaró ante la prensa que “van a ayudar” y “ya se ha conversado con el país” para poder enviar equipos de ayuda inmediatamente.

Terremoto: Birmania ha estado luchando una guerra civil
La junta militar gobernante de Birmania, gobernante desde 2021, ha estado luchando una sangrienta guerra civil por cuatro años, lo cual resultó en un control bastante cerrado de la información en el país y un fuerte aislacionismo que separaba al país del resto del mundo.
Como resultado, algunas partes del país están incomunicadas, lo que dificulta aún más descifrar la magnitud de los daños.
La comunicación restringida con ciertas zonas del país y el muy dañado sistema vial hacen el trabajo de equipos de ayuda humanitaria muy difícil. Equipos como los de la ONU y Médicos sin Fronteras trabajan sin cesar para brindar toda la ayuda posible a pesar de los obstáculos.
Las autoridades Birmanas mencionaron que tardaran varios días en calcular los daños y el número exacto de fallecidos. Sin embargo, fotos y videos muestran gran cantidad de edificios, carreteras y puentes colapsados. Más información seguirá surgiendo a medida que los equipos de rescate y ayuda humanitaria continúan trabajando.
