Por: César Palma Galindo
VIVENCIAS… Y un día me apretó la mano y me dijo que no la suelte, perdón, no fue un día, fue una noche al culminar el día. Un día las noches cambiaron, tenía que estar a su lado como ella lo hacía cuando me enfermaba. ¿Recuerdas Teresita?.
¡Qué pesadilla! Siempre mi bendito estómago, exámenes y exámenes para saber que afectaba a este chico que jugaba en los jardines hasta con las eses que se tornaban blancas de los animales de la calle y uno pensando que era piedra pomes.
Pero la pesadilla no era la medicación, era cuando las enfermeras llegaban a la casa a ponerme las inyecciones.
¡Que carreras señores!, me correteaban por toda la casa hasta que me rendía escondiéndome debajo de la cama donde entre las tres (dos enfermeras y mi mamá) me sacaban de ese lugar para pincharme. ¡Abusivas!.
Ahora tu estabas echada en esa cama sin poder pararte, viendo ranas, roedores y arañas a tu alrededor. Recuerdo ese día como si fuera ayer, sentí de lleno tu despedida y solo quería que me sigas apretando fuerte la mano pensando que estaría siempre contigo.
Las noches cambiaron y dormías menos, preguntabas por tus nietos cada cinco minutos y hasta te preocupaste porque pensaste que papá no llegó a la casa. «El está con Fabi y los chicos» te dije y tu respiraste con tranquilidad.

Ya era una noche más y yo estaba feliz contigo, me gustaba ver como enfrentabas tu día a día, llegaban las enfermeras o técnicos y les sonreías.
Como ese día que te molestaste conmigo y te dije de que te enojas y le dijiste a la enfermera «Acaso estoy enojada?«, y la mirabas sonriendo, volteabas y me mirabas con el ceño fruncido, una y otra vez. Ese día te vi niña.
En serio extraño esas noches juntos, te vi tan grande y dentro de mi pena decía que enorme es mi madre. Nunca te quejaste, salvo de dolor, que valiente fuiste. Y como siempre, no importa cuanto te duela, enfrenta todo a pesar de las tempestades…
Ahora vives muy dentro de mi corazón… VIVENCIAS
Al final todo tiene solución, hasta la muerte, si porque para mí sigues presente cada día y aunque no lo entiendan mi corazón esta contento porque ahora vives muy dentro de él. Te amo viejita linda y gracias porque a pesar de los días duros me enseñaste a guardar siempre una sonrisa y ese legado es difícil de heredar.
Si el tiempo fuera cruel seguiríamos agarrados de la mano en esa habitación y tu cargando tu dolor, pero el decidió que nos dio suficiente y le dijo al señor que era el momento de partir.
Gracias por todo y por tanto mamá, aquí hay mas historia que contar. Un beso hasta el cielo. Y este miércoles es tu cumpleaños 51 de dar vida.