Por: César Palma Galindo
VIVENCIAS… Tere tiene unas manitas mágicas. En serio, no te puedes resistir a su sazón, y si te desmayas al probarlo es porque tu paladar no estuvo preparado para un verdadero manjar de Dioses. Pero de niño como entenderlo. Ayer conversaba con la reina y comparaba las loncheras de esa época con la de ahora.
«A ti te gustaba el lomo saltado con su huevito montado. Llevabas al colegio e invitabas desde la primera carpeta hasta la última, al final, ni comías nada» me dijiste.
Que complejo era tu hijo pues también comentabas que encontrabas los sándwich tirados en la acequia sin haberlos comido. Que mal agradecido ese mocoso. Que paciencia la tuya, nunca faltó algo rico en la mesa, si no sabías que cocinar, algo te inventabas.
¿Recuerdas cuando criamos cuyes?, siempre me hacias comprar la alfalfa temprano y luego limpiar las jaulas. Cuando los roedores estaban grandes beneficiábamos algunos y era la semana del cuy, siempre repartías a los tíos y familia.
El saldo era para diferentes potajes como cuy chactao, pepián de cuy, estofado de cuy, chicharrón de cuy, etc., gran castigo para quien no le gustaba, ósea yo.
Decidiste tomar clases de comida china y de graduación nos hiciste un bufete de chaufa, ese día no terminamos pero la mesa era un jardín de manjar de dioses, no cabe duda que tus manos están benditas
Uno crece y con los años cambia gustos y amplia su carta de menú, cocinabas tan rico que hasta cuando la comida se avinagraba por la calor estaba más rica.
Ese día, uno de tantos, llegaba de la universidad y encontré tallarines rojos en le refri, me serví en plato hondo y le puse arto ají que rico comí y luego te acercaste y preguntaste ¿Quién se comió los tallarines?, te respondí que yo y me comentaste que estaban avinagrados.
Bendita paciencia la tuya y castigo para mi estómago. Aún me pregunto como sigo caminando sano.

Vivencias… mamá, pero esas manos merecen un premio.
En mi cumpleaños siempre mi plato favorito pollo a la crema, ceviche de pollo o frejol con seco en el almuerzo y de postre mis nubes que nadie sabe hacer. Ah pero siempre con mi pierna que sabes que es mi presa favorita.
Los viernes Santo no falta nuestro rico chupe de viernes, tus mazamorras y el arroz con leche que era lo único que yo comía. Todo acompañado de mi biblia con la que seguía todos los programas o películas de la Semana Santa.
Ese día me pegaba a la tele solo para ver mis programas desde La Sagrada Biblia hasta el Manto sagrado o el Quo Vadis.
Nadie prepara el adobo como tú esa herencia nadie la tiene y seguiré diciendo el mejor adobo de Arequipa en Yanahuara y lo prepara mi madrecita.
Podría seguir contando cuanto admiro tus manos milagrosas que me alimentaron por años las tortas de tus nietos en sus cumpleaños, los bufets que preparabas para matrimonios o quince años en aquella época.
O cuando preparábamos los desayunos almuerzos y cenas cuando remodelaron Magnopata antes de hacer el puente Chilina. Aún hay mas que contar pero esas manos merecen un premio. Y yo seguiré contando.