Por César Palma Galindo
VIVENCIAS. La tía Ada… Acababa de limpiar su casa, nosotros llegábamos de la calle luego de pasar de algún lado y desde la cocina de la casa se escuchaba una voz que decía «límpiense bien los pies que acabo de limpiar».
No importaba la hora, el que ingresaba no tenía que dar un paso sino estaba con los zapatos limpios para no ensuciar el piso inmaculado de la tía Ada.
Los hermanos Palma son cuatro, mi tío Ricardo el mayor, el más cercano a nosotros, siempre nos visitaba junto a mis primos Ana Sofia y Ricardo cuando viajábamos a Lima.
Alguna vez recuerdo que en su casa prepararon una sopita de casa y me retó a comer rocoto como buen arequipeño e inocente acepté el reto que casi pierdo por lo fuerte del picante que hasta hoy me dejó la pregunta.
¿De dónde sacó un rocoto de huerta tan picante en la ciudad gris?, en fin por lo menos cumplí el reto de mi tío que hoy descansa y nos mira desde el cielo.
Luego llega el viejo Palma, mi padre y seguido mi tío Hernán que vive en la selva, exactamente en Tingo María, tiene cuatro hijos, El Cesar, La Yuli, La Coco y la Gianni (seguro lo dijiste en modo charapa).
Mi papá siempre les bromeaba ¡¿Dónde está la maldita boa?!, les decía. Con quienes a pesar de la distancia y el tiempo, siempre estamos en contacto.
Y bueno la menor mi tía Ada, siempre a la moda y con su revista de Yanbal, su compañera con la recorría por muchos lugares para vender sus productos.
Su vida la puedo describir como una persona que siempre estuvo pendiente de mi abuela y de mi padre, nunca le conocí enamorado y jamás sabré si la causa fue la de tener tres hermanos varones que dudo estuvieran pendientes con fusil en mano para espantar al primer cocodrilo que se acercara a la casa.
Siempre bien vestida y maquillada, recuerdo que la veía como la Yola Polastri, guapa con sus vestidos largos y sus botas, incansable trabajadora ayudaba a mi padre con su trabajo, de buena sazón siempre me gustaron sus tallarines rojos con pollo bajos en grasa pero bien rico.

Vivencias: su promesa personal fue cuidar de mi padre
Su promesa personal fue siempre cuidar de mi padre hasta su último día y cumplió.
No importa cómo, cuándo o dónde, lo importante es siempre recordar a quienes te rodean desde niño con cariño resaltando sus virtudes antes que sus defectos, mi tía nunca conoció Arequipa y ahora descansa al pie del Misti.
Solo me queda decir, gracias tía, tu misión fue cumplida y a ver si donde estas, por fin nos presentas novio. Una última que todos los primos debemos guardar muy en los adentros …»Para ingresar a la casa acaso quieres que volemos».