Por Christiaan Lecarnaqué Linares
El Pirata| Hablemos de Películas… Escribir esta reseña sin mencionar que Estado eléctrico, la nueva película de Netflix, costó 320 millones de dólares, aproximadamente, es imposible. Al terminar de ver esta propuesta de los hermanos Russo (los directores de todas las películas de Los vengadores) te preguntas: ¿Por qué costó tanto esta película?
Después de ver estas dos horas de la historia de una niña que va en búsqueda de su hermano perdido, con ayuda de robots, reparas en que no valió la pena esta inversión.
Estado eléctrico es una película bastante simple, con pocos conflictos dramáticos o interpretaciones destacadas. Se justificaría este dinero invertido por el diseño de los robots y sus peleas. Quedaron bien, pero no es suficiente.
Los humanoides no tienen tanto protagonismo como los actores humanos. Me atrevería a decir que hubieran incluido más escenas de ellas interactuando o peleando que hubiera justificado este dinero.
No ha quedado bien esta película de Netflix. No exige nada al suscriptor de esta plataforma. Si es algo entretenida, pero no tiene alma, esencia o tema de fondo. Ni siquiera se acerca al molde de películas de ciencia ficción donde se discute, en el fondo, la convivencia humano-robot, porque no hay ninguna discusión ni debate. Es hueca.
La película tiene un aire al estilo de los blockbuster de Steven Spielberg, incluso la música se acerca un mínimo la de John Williams (otras escenas me hicieron acordar a Star Wars). Pero en las cintas de Spielberg hay tensión, una imagen bien cuidada y una música inolvidable, además de buenas interpretaciones, es decir, la puesta en escena, es más completa.
Aquí no hay colores, las tomas son simples, no hay composición visual, solo mejora cuando observamos los robots, quizás por la novedad, pero el resto se desarrolla con demasiada sencillez.

Estado eléctrico: una parte se asemeja a un videojuego
Quedan bien los robots, principalmente, cuando hay un enfrentamiento final. Esa parte se asemeja a la de un videojuego y se hubiera agradecido más escenas de este tipo. Top Gun, por ejemplo, le puso más importancia a las escenas de los aviones en increíbles persecuciones, poniendo en segundo plano las tomas dramáticas. Fue una buena decisión. La película quedó espectacular. Lo dramático no era lo suyo y optaron por priorizar las tomas de acción.
Lo mismo hicieron los hermanos Russo con El capitán América: Soldado de invierno, una de las mejores películas de Marvel. Pero, al parecer, esta experiencia no les ayudó a cuajar mejor Estado eléctrico.
La interpretación de Millie Bobby Brown no ayuda mucho. Ni la de Chris Pratt, quien parece interpretarse así mismo en esta película. Se nota que no hay química entre ambos, mientras que el resto de actores solo cumplen con su rol secundario.
No espere mucho de esta película, pero cuando termine de verla y sepa que costó más de 300 millones de dólares, le dará la razón a mucho crítico y fan decepcionado.