Por Christiaan Lecarnaqué Linares
EL PIRATA| Hablemos de Películas… Adolescencia, la nueva miniserie de Netflix, ha sacudido el mundo del streaming por contar la historia de un joven criminal en plano secuencia.
Esta es no una típica historia criminal que abordan detalles morbosos de los crímenes cometidos por el protagonista. Sino que a lo largo de cuatro episodios hay una permanente reflexión sobre la relación de adultos con adolescentes, sin caer en diálogos densos o aburridos.
Adolescencia es la historia de Jamie Miller, un joven acusado de asesinar a una de sus compañeras de clases.
En el primer capítulo vemos a la policía intervenir, en el segundo conocemos más sobre el mundo del adolescente y en el tercero profundiza en la personalidad de Jamie.
Mientras que el último ofrece un retrato conmovedor y devastador del padre de Jamie quien parece aún no comprender lo que pasó a su hijo y familia.
ADOLESCENCIA: EL PLANO SECUENCIA
Toda la historia se cuenta en el denominado plano secuencia. Es decir, filmar una escena completa sin cortes de cámara. Esta técnica cinematográfica se utilizó en Birdman de Alejandro Gonzáles Iñarritu, 1917 de Sam Mendes y La Soga de Alfred Hitchcock. También se emplea en varias películas de acción.

En Adolescencia la cámara no solo sigue a los protagonistas de la historia, sino también a los secundarios que van apareciendo en la toma para completar su propia historia y complementar a la idea central.
La cámara siempre está en movimiento incluso en el momento en que la psicóloga entrevista a Jamie en la cárcel.
En esta escena de dos personajes, la cámara no se queda quieta, sino que a veces se acerca cuando los personajes tienen algo importante por decir, los rodea y se aleja para observar la interacción de ambos personajes.
Entonces hay una perfecta combinación entre el aspecto técnico de la miniserie y su parte dramática. La historia ahonda mucho en esta etapa de nuestras vidas y su relación con su entorno y , principalmente, los padres.
A ello hay que sumarle las buenas interpretaciones de los actores. Principalmente del protagonista, Owen Cooper, quien interpreta a Jamie. Su trabajo en el tercer episodio transita entre un joven aparentemente inofensivo a uno capaz de transmitir miedo a un adulto.
También mencionar a Stephen Graham, padre de Jamie, personaje que cierra bien la historia en ese diálogo con su esposa que huele a reproches y arrepentimientos por la conducta criminal de su hijo.
Nada que reprochar a esta buena producción de Netflix que ofrece una propuesta redonda que ha conectado muy bien con la audiencia.
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