Por Wilfredo Mendoza Rosado
CREO QUE… Tendría unos 14 años, cuando mis primeras lecturas eran los diarios deportivos de la época. Vivía, más de una vez lo he escrito, en el asiento minero de Toquepala (Tacna), donde los periódicos, llegaban, si llegaban, muy tarde o muy noche. No tenía otra opción. El primer libro que leí en serio, fue 7 ensayos de Mariátegui.
Paralelo, debo contar que a esa temprana edad, mi rostro se llenó de todos los granos del mundo, y más todavía. Mi madre, en una fotografía en blanco y negro, me dijo: ¡hijo, feito nomás eres! Plop. Me volví un antisocial, porque a ninguna chica le agradaba. Ni modo.
Acabé por refugiarme en los libros. Ahora, entiendo el porque. El escritor Juan Villoro ha dicho que los libros son ventanas a otras épocas y geografías, y que nos permiten conocernos a nosotros mismos. También ha afirmado que son seres vivos y que la lectura es una forma de felicidad. Desde entonces aprendí a aceptarme.
Luego de muchos años y tantas lecturas, en ese entonces no lo comprendía, aunque sospechaba, que la lectura, era una forma de felicidad. Una donde no era rechazado, como en la vida real. No me gustan los dramas.
Tampoco sabía, que acabaría siendo periodista y profe, porque en el devenir de los hechos tristes y alegrías, risas y alegrías, como todas las vidas de tantas miles de personas, solo era feliz, cuando leía, porque como indica el escritor Juan Gabriel Vásquez: “Leemos para entender al otro, para habitar a otros”.
Mi condición de vago ilustrado, me ha permitido conocer a muchas personas, he viajado por casi todo el país, y el periodismo me ha llevado al extranjero; y la promesa inicial de ser abogado, se quedó en eso una promesa, porque los libros son espejos que nos permiten vernos y entendernos.
La verdad, sería pretencioso, decir que he cumplido con mis lectores y alumnos. Aunque tengo la certeza que por lo menos a más de una persona, he logrado inocularle esa forma de felicidad a través de la lectura.
El crítico literario Harold Bloom, lo dice con certeza. «Quien se rodea de libros nunca va a estar solo. Sólo a través de ellos podemos estar unidos, en la conciencia, con varias generaciones. Encontrar lo extraordinario en otra persona es enamorarse y muchas veces eso termina con una desilusión”. Me habré enamorado muchas veces, a despecho de mis frustrados amores juveniles. Alguien me dijo es tu “vicio”, cuanto de razón tiene esa persona especial en mi vida.
Mario Vargas Llosa: «La literatura es una defensa contra la muerte». Creo que todos tememos a la muerte, pero estimado (a) lector, acérquese a los libros, porque tarde o temprano, verá el mundo a través de otras vidas. Y, esa es una buena forma de ser feliz. La literatura nos permite vivir, porque la especie humana necesita historias para tolerar la existencia.
A través de los libros, he logrado disfrazar mi perpetua timidez. Me ha permitido vivir otras vidas, que nunca lo hubiera hecho , pero lo esencial, es que a despecho de las derrotas existenciales que se han empeñado en acompañarme a lo largo de mi vida, he logrado cierta felicidad que espero se mantenga.

Creo que.. la realidad no existe si no hay imaginación para verla
El escritor Paul Auster, sostuvo que «La realidad no existe si no hay imaginación para verla». A través de los libros he logrado comprender la dura realidad y la imaginación me ha servido, para soportar los avatares de la cruel existencia, y aunque suene a cliché, ser más feliz, de lo que alguna vez soñé.
Todavía, sueño, solo escribir y leer, me gustaría en un futuro cercano, veremos que pasa, porque como dijo el escritor Carlos Fuentes. No hay futuro vivo con un pasado muerto, y solo busco un futuro vivo, recordando el pasado, para tratar de ser feliz, cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo. A veces lo logro, otras tantas no.
Al final, la vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla, como dijo Gabriel García Márquez. Supongo, que todo lo escrito, no es lo que viví, sino como lo recuerdo. Si eso es felicidad, pues seguiré tratando de ser feliz, con mis libros. Hasta la próxima.