Por César Palma Galindo
VIVENCIAS… Uno puede tener mucha gente alrededor, pero sin pocas las que te acompañan en esa parte de tu historia que te gustaría no existiera, sin embargo, cual enviados de Dios se ponen a tu lado como una pastilla para calmar el dolor.
La familia es la primera fila, siempre preguntando como mi cuñado, con Sergio nos ganamos el cielo y tengo mucho que agradecerle, estuvo siempre al lado de Teresita, gracias cuña, te queremos de aquí a la eternidad.
Gracias a mis primos, tías y a toda la familia por estar siempre pendientes, ya son casi tres meses y la ausencia de mamá se siente cada vez más.
Pero como decía mamá en los momentos más difíciles Dios envía un Ángel en forma de persona para que cumpla una sola misión, la de acompañarte.
Así fue, primero con mi hermana Ángela (que curioso así se llamaba) había llegado de Francia para acompañar a su familia, su mamá como la mía estaba en Unidad de Cuidados Especiales del hospital del Seguro.
Fueron días interminables mi hermanita y yo nos turnábamos, ella en la mañana y yo en las noches, mismas horas que Angela acompañaba a su mamá que compartía cuarto con Teresita. Los días pasaban y había un hueco entre mi salida y el ingreso de Fabi en la hora del desayuno.
Ahí es cuando nuestra amiga ya francesa nos apoyaba. «No se preocupen» decía, «yo la ayudo a desayunar». Así la Tere nunca se quedaba sola, siempre alguien estaba con ella
«Ya llegó el desayuno, el menú esta aquí, a ver que cosas ricas te han preparado hoy», entre otras frases le decía previo a darle su primer comida de la mañana a mi ma.
Me gustaba ver a mi madre cada vez que su nueva amiga llegaba a darle el desayuno, siempre sonreía y estaba dispuesta a la broma, nunca dejaba su buen humor.
Por otro lado su mamá, se llama Jeannette y en el hospital le decían Griselda, aún recuerdo sus galletitas que me invitaba u otras delicias que no se de donde las sacaba.
Recuerdo que cuando Fabi y yo estábamos con mi mamá (solo se permitía un persona de visita), la señora Jeannette nos permitía dar su nombre para que alguien suba. Cuantas veces nos poníamos a conversar de cualquier cosa, sobre todo de la estancia en el hospital. En compañía se sentía alivio y tranquilidad.

VIVENCIAS… No quería dejar de decir gracias
Así pasamos los días. En las noches era la hora del café, en la puerta del seguro se estaciona un food truck que alimenta a los hambrientos a partir de las diez de la noche médicos, visitas, enfermeras administrativos, se acercaban a comer lo que este vehículo ofrecían.
Angela y yo aprovechamos para comprar café o ponche para los de seguridad del hospital, entendíamos el trabajo sacrificado de cda noche. Además en mi caso siempre estaba molestandolos por alguna emergencia.
A comer rápido, una charla en plena comida y de nuevo a la rutina. No quería dejar de decir gracias a ambas, a la señora Jeannette o Griselda y a Ángela quienes nos apoyaron en esta etapa.
Fueron ese ángel que Diosito envío para sobrellevar el malestar de tener a nuestra mami en el hospital y estoy seguro que desde el cielo mi mami tambien se los agradece.
Cuando todo terminó no pudimos volver a despedirnos y asumo que Angela debe estar con su familia en Francia y su mami debe estar ya mejor. Les deseo todo lo bueno de este mundo y a su hermanita también, son los seres de luz que mi mami nos dio en ese momento. No solo se les agradece, tambien se les quiere y se les tiene en un rinconcito de nuestro corazón.