El Papa Francisco ha aprobado oficialmente que los sacerdotes puedan dar una bendición a «parejas en situación irregular», siempre que ésta no se confunda con una boda. La medida se refiere tanto a personas casadas civilmente como a divorciados vueltos a casar y a parejas «formadas por personas del mismo sexo». En 2021 el Papa había establecido que en estos casos sólo podían recibir la bendición individualmente.
Ahora, la condición para poder impartir es que quien la solicite no pretenda una bendición matrimonial y que el sacerdote no la dé durante una ceremonia religiosa ni en el contexto de una boda civil. El Vaticano invita a hacerlo en situaciones informales como un encuentro, la visita a un santuario o una oración de grupo.
el largo documento con el que anuncia esta medida, una declaración llamada ‘Fiducia supplicans’ o ‘La confianza suplicante’, cambia de paradigma y aclara que bendecir a una persona no significa reconocerle una «moralidad intachable», sino «suplicar a Dios» que la ayude a que «las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino».