Tras el fallecimiento del Nobel de Literatura, el arequipeño Mario Vargas Llosa a los 89 años, su familia informó que no se realizará ninguna ceremonia pública para despedir al reconocido escritor. De acuerdo con un comunicado oficial emitido por sus hijos, los restos del autor de La ciudad y los perros serán incinerados, cumpliendo así su última voluntad.
“Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, señalaron sus hijos.
Asimismo, pidieron respeto a la privacidad familiar para despedirlo en un entorno íntimo, acompañado únicamente por sus seres más cercanos.
Vargas Llosa, quien nació en Arequipa y se convirtió en uno de los referentes más importantes de la literatura en lengua española, no solo fue novelista y ensayista, sino también un destacado polemista, articulista y académico.
Su estilo y pensamiento representaron a un intelectual de los tiempos previos a las redes sociales, con una voz influyente en la vida política y cultural del mundo hispano.
Su última novela, Le dedico mi silencio, publicada en octubre de 2023, marcó también su despedida de la ficción, cerrando con un sobrio colofón que anticipaba su retiro definitivo de la narrativa.
El Premio Nobel de Literatura: Mario Vargas Llosa galardonado en 2010
Fue su compromiso político conservador el invocado durante años para explicar la tardanza en recibir un galardón para el que parecía predestinado: el Premio Nobel de Literatura.
En 2010, justo cuando había desaparecido de las apuestas, la Academia Sueca lo despertó de madrugada en Nueva York —era profesor invitado en Princeton— para anunciarle que por fin se le había concedido la medalla más codiciada de las letras universales.
¿La razón? “Por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Tenía 74 años y acababa de mandar a la imprenta una novela sobre el colonialismo salvaje asociado a la explotación del caucho: El sueño del celta.