Por: Christian Lecarnaqué
Esperaba el estreno de Cien años de Soledad en Netflix más por curiosidad que por ser un lector de la obra de Gabriel García Márquez. Siempre hemos crecido rodeados de opiniones de quienes consideran que la obra de García Márquez es inadaptable al cine o a la televisión.
Por eso, cuando escuché sobre esta adaptación, me pareció acertado que eligieran el formato de serie, considerando la complejidad y la cantidad de eventos narrados en la historia de Macondo.
Sin embargo, también tenía curiosidad por ver cómo resolverían algunas escenas descritas en el libro que, hoy en día, serían controvertidas, como el romance entre la adolescente Remedios y el coronel Aureliano Buendía.
NO ESTÁ MAL
Luego de ver los ocho capítulos de la serie, debo señalar que el resultado no está mal. Es una serie entretenida y que intenta ser fiel a los eventos narrados en el libro.
Parece que los creadores evitaron generar controversias optando por una adaptación literal, incluso tratando como fantasía aquello que García Márquez construyó con poesía.
¿Por qué arriesgarse, si muchos ya esperaban el estreno con la intención de criticar cualquier licencia creativa? Así que optaron por un camino seguro, adaptando sin interpretaciones lo que está en el texto original.
HAY BUENOS CAPÍTULOS
Lo mejor de la serie se encuentra en los capítulos cuatro, cinco y seis, dirigidos por Laura Mora, ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián por su película Los reyes del mundo (disponible en Netflix).
En estos episodios se narran la locura de José Arcadio Buendía, fundador de Macondo; la muerte de Remedios y la caída en desgracia de Arcadio.
Aquí destaca el trabajo actoral, especialmente en la escena donde Úrsula Iguarán regresa de viaje y encuentra a su marido atado a un árbol. El silencio en esta secuencia es fundamental, potenciado por una notable fotografía. Esa toma quedó particularmente bien lograda.
Además las historias controvertidas adaptadas en estos episodios se desarrollan con respeto y sin morbo.
También, hay que resaltar el nivel técnico de la producción: es excelente. Los interiores están llenos de detalles —paredes, mesas— y los exteriores muestran cómo Macondo evoluciona a lo largo de la historia. Se percibe un lugar colorido, verde, pueblerino y limpio, acorde con el desarrollo narrativo.
LA VOZ EN OFF
No me convenció la voz en off en Cien años de soledad. En ocasiones remarcaba lo obvio de las escenas y, en otras, subrayaba emociones que pudieron transmitirse mejor con diálogos o actuaciones.
En algunos momentos, esta narración parecía tomar más protagonismo que los propios actores. Por fortuna, su uso se dosifica a medida que avanza la serie.
También hubo interpretaciones limitadas o básicas, y algunas escenas recordaban a una telenovela, con silencios largos y miradas hacia la cámara que rompían el ritmo.

LA ESENCIA
Respecto a si la esencia de García Márquez está presente en la serie, eso depende de cada espectador. Personalmente, imaginaba los personajes de cierta forma, y quizás otros lectores los vieron otra perspectiva y producción los representa de otra manera. Es algo subjetivo; cada lector tiene su propia percepción de Cien años de soledad.
Adaptar literatura al cine o a la televisión no es tarea fácil, sobre todo cuando las obras están construidas con figuras literarias y metáforas. Es diferente cuando los textos son más directos y narran una historia puntual, como El padrino de Mario Puzo.
En ese caso, el 90% del libro está en la película, pero la obra de Francis Ford Coppola es superior al texto original. Esto no ocurre con obras poéticas o cargadas de simbolismo, donde es difícil trasladar las sensaciones del escritor a la pantalla.
Algo personal. Cuando veo una película por el libro, no espero la adaptación literal de la esencia de la obra, sino que se respete su historia, personajes o locaciones. Me molesta cuando la obra se va por otro camino dejando atrás las ideas del escritor.
REALISMO MÁGICO LITERAL
En el caso de Cien años de soledad, la serie logra una aproximación fiel al texto de García Márquez e intenta adaptar su realismo mágico de manera más literal que interpretativa.
Con sus limitaciones, la serie cumple y demuestra respeto hacia la obra del autor colombiano, esforzándose por sacar adelante esta historia monumental.
Lo más importante es que esta serie motive a las nuevas generaciones a leer el libro, descubrirlo y disfrutarlo desde su propia perspectiva.
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