Por Wilfredo Mendoza Rosado
CREO QUE… En más de una oportunidad, he insistido que la vida no son casualidades, sino causalidades. Causa y efecto. A lo largo de estas seis décadas de vida, lo he vivido a plena conciencia. Producto de esta causalidad, llegué a conocer a Haruki Murakami.
Un reconocido escritor japonés. Amante del jazz. Pero sobre todo un excelente fabulador de buenas historias. Teñidas de soledad, alegría, tristeza, muerte…Como es la vida, en este carrusel de emociones. Hoy estamos arriba, Mañana nos ubicamos en el “estiércol” de la miseria humana.
«En este mundo existe un tipo de tristeza que no te permite verter lágrimas. Es una de esas cosas que no puedes explicar a nadie y, aunque pudieras, nadie te comprendería. Y esa tristeza, sin cambiar de forma, va acumulándose en silencio en tu corazón como la nieve durante una noche sin viento».
Somos el producto de alegrías y tristezas. Nadie lo puede explicar, a ciencia cierta. ¿Dónde y cuándo se nos instala ese tipo perenne de tristeza? Conozco a muchos amigos (as), carentes de alegría. Porque los fracasos o mejor caídas en esta azarosa vida los aniquiló. Nada más errado. De eso se trata de sumar y restar.
Hace algunos días, conversaba con una amiga, y en medio de sus cuitas, derramaba lágrimas de frustración y rabia, por una injusticia. De las tantas que nos tocan en vida. No pude hacer nada. Excepto, escuchar y darle ( si se puede) un poco de consuelo en medio de tanta tristeza.
CREO QUE… Solo se que esa infelicidad aunque cambie de forma
Solo se que esa infelicidad aunque cambie de forma, no se vaya acumulando en silencio en su corazón, “como la nieve durante una noche sin viento”.
En fin, si alguno de ustedes amigos y conocidos, tiene la suerte de tropezar con algún libro de Murakami, les recomiendo: De que hablo cuando hablo de correr y De que hablo cuando hablo de escribir. Me gustaron, porque nos habla de lo que es la vida. De esos tantos tropiezos que tenemos.
Además al infierno nadie lo ha visto. Y esos me veían a mi todo el tiempo. Ese es el camino que todos andamos y desandamos, con más desaciertos que aciertos escasos.
«Pero, a fin de cuentas, ¿quién puede decir lo que es mejor? No te reprimas por nadie y, cuando la felicidad llame a tu puerta, aprovecha la ocasión y sé feliz». Palabra de Murakami.
Hasta la próxima