Por Wilfredo Mendoza Rosado
Creo que … La ardiente paciencia…¿Porqué será que cada vez que fallece un escritor, lo siento como si fuera un cercano familiar o algo por el estilo? Es una sensación extraña, que sospecho, tiene su explicación, por cuanto muchos escritores (as) forman parte de mi “familia”. Es decir, la que formé adrede, como me sucede con los amigos de toda la vida…
El último martes, revisaba las redes sociales, y en Culto (de la Tercera de Chile) me encontré con la noticia que Antonio Skármeta, había fallecido.
Una tristeza infinita me invadió, por la inevitable partida de un notable escritor chileno, que descubrí, por mera casualidad en mis andanzas juveniles (todavía sigo esa buena costumbre) de buscar buenos libros baratos, dada mi estrechez monetaria de esos años felices.
Sospecho que muchos de quienes están leyendo estas líneas, no conozcan a Skármeta. Casualmente, leí “El baile de la victoria”. “Al salir de la cárcel, un imaginativo joven y un famoso ladrón tienen dificultades para rehacer su vida».
«El dispar dúo decide que la única salida que les queda es dar el Gran Golpe. Pero en la vida de ambos se cruza la joven Victoria, un talento natural para la danza, hermosa y sensible, asediada sin embargo por el desamparo familiar”.
Tuvo la virtud de contar historia simples, tal vez demasiado, pero en su pluma, se convertían en memorables pasajes que todos vivimos o creemos vivir. Un eterno desfile por el pasado, por el presente sin atisbar el futuro incierto, como todo en la vida.
En sus libros, se preocupó de retratar un Chile muy real, muy cotidiano. “Mis libros expresan un afectuoso respeto por la verdad de mis personajes. De ellos intento comprender y expresar lo que son. En esta estrategia he descubierto que lo que son incluye de manera muy determinante lo que quieren ser. Creo en el poder de la imaginación, que no es exclusivo de los artistas”.
Creo que la imaginación es el arma más poderosa que tenemos, para afrontar las vicisitudes de la vida. Soñar con amores imaginarios reales o irreales. Fantasear, sobre los encuentros utópicos.
En buen romance imaginar lo imposible que nunca haremos en vida, salvo en los sueños; son los ingredientes que necesitamos, para enfrentar el día a día…
«La literatura ha sido siempre un modo de protestar contra las insuficiencias de la vida, que tiene el don de mostrarnos que algo anda mal. Permite establecer el inconformismo y la disidencia. Y se la necesita si no se quiere «ciudadanos resignados, que acepten sumisamente» lo que se les impone. (Vargas Llosa).

Creo que.. El cartero de Neruda
Si de recomendar se trata, El cartero de Neruda. No digo más, porque es factor sorpresa como en cualquier encuentro o desencuentro, te topas con el amor de tu vida y quizás un futuro desamor, pero lo vivido y bailado nadie te lo quita.
De eso se trata esta cortísima existencia, donde a veces nos enfrascamos en las prolongadas derrotas, y muy poco gozamos de los instantes felices, que siempre son fugaces, pero que debemos saborearlos, hasta el extenuante final. Y que dure lo que tiene que durar.
Amante del pensamiento de Jean-Paul Sartre, Albert Camus y Martin Heidegger, el chileno, supo retratar una y varias vidas.
Eso le debo, y al final sigo con esa tristeza perenne, por haber perdido a un “familiar”, solo valga decir que la felicidad sigue siendo un instante que nunca logramos asir, salvo vivir, hasta las últimas consecuencias. Los arrepentimientos siempre llegan tarde. Muy tarde.
Gracias maestro, buen viaje hasta el fin del fin. Que nos volveremos a encontrar no lo dude, salude por favor a Neruda. Punto.