Por Wilfredo Mendoza Rosado
CREO QUE…Todos tenemos algo que decir. Algo que contar. Algo que ocultar. Todos sin excepción, guardamos una historia. La cobijamos, y más de una vez nos vamos a la tumba con ella. En este arduo oficio de escribir, cargo a cuestas casi toda mi vida. Y como bien sostiene el escritor y guionista mexicano, Guillermo Arriaga: “ Uno escribe lo que quiere no lo que puede…”
Arriaga (el de Amores Perros, para mas señas) , dijo más de una vez, una frase que se me grabó, cuando habló de la vocación: “debes tener paciencia, mucha paciencia, y más humildad, con lo que quieres hacer el resto de tu vida…”
A estas alturas de mi ajetreada existencia. Mi vocación está ampliamente satisfecha. Vivo de la palabra. Y usted amigo(a) lector(a), ¿puede decir lo mismo? Debo confesar, que hasta con mi hijo Sebastián, tuvimos más de un desencuentro, sobre su vocación. Felizmente, y aunque no fue fácil, hoy hace y vive de lo que le gusta. Mi Valentina, va por el mismo camino, veremos que pasa.
En una charla recuerdo que un joven aspirante a escritor, preguntó: ¿Cómo saber si el camino a ser escritor es el correcto? Vaya pregunta más complicada, como si ser abogado, arquitecto, profesor, lo hará a uno sentirse satisfecho.
La respuesta, debe ser clara, “solo debes tener en cuenta que hagas lo que hagas debes de divertirte. Debe gustarte. Y toma muchas dosis de humildad. Yo lo sigo haciendo”, subrayó ante el aplauso del respetable.
CREO QUE… No todos los caminos no siempre conducen a la meta
A mis alumnos y en general a quienes me escuchan, siempre les digo, que no existe fórmula alguna, para sentirse satisfecho, con lo que uno elige para toda la vida. Puede equivocarse, pero siempre debe elegir lo que le agrade. Porque uno tiene que hacer lo que le gusta.
Y aunque estoy seguro, no todos los caminos no siempre conducen a la meta.
¿Cómo no equivocarse en la elección de la vocación? No tengo ninguna respuesta, y si usted amigo y amiga, tiene un hijo a punto de elegir una profesión, solo dígale los pros y los contras.
Nada más, por favor. La elección debe ser de él o de ella. Nadie más. Nunca olvidemos que los aciertos o las equivocaciones son personales. Nadie mas interviene.
Mis padres, estuvieron en desacuerdo y en silencio con que sea Periodista. Nunca me mostraron su desacuerdo. Me acompañaron (como hasta ahora) en mis altas y bajas. Lo mismo aplico con Sebas y con Valentina, mi otra hija. El final, solo ellos lo saben. Es su asunto. No el mío. Pero hasta que respire los acompañaré. Como lo siguen haciendo conmigo.
¿Satisfecho? Más de lo que alguna vez pensé y soñé.
Hasta la próxima.