Por Wilfredo Mendoza Rosado
Creo que… Tendría unos imberbes 14 años y por esa época, sonaba la canción «Mary es mi amor» de Leo Dan. Una y otra vez. Mi madre por diversos motivos, venía a Arequipa para tratar sus males de salud y nos dejaba con una vecina, donde comíamos. Vivíamos en el asiento minero de Toquepala.
El caso es que igual coincidíamos con una pareja, una joven linda que coincidentemente se llamaba Mary, supongo que era eso que hoy conocemos como «amor platónico«, en fin lo mejor era esa canción y ella la musa. Una hermosa coincidencia.
Han transcurrido largos años, mucha agua ha discurrido bajo el puente , y tal vez demasiadas cosas han sucedido, para ambos para todos.
Hace algunos días, los medios de comunicación difundieron la noticia de la muerte de Leopoldo Dante Teves, tenía 82 años.
Cuando con mis vástagos comentaba, la muerte de este cantante, «viejito» fue su calificativo, como si la vejez fuera un pecado o un signo al cual, miles de jóvenes (incluidos mis hijos) nunca fueran a llegar a ser viejos. En fin.
Leo Dan como muchos cantantes de la época., con sus canciones sencillas, marcaron aquellos tiempos, menos complicados. Más sencillos, como en realidad debe ser la vida y no andar tan pegados a los celulares, como si en ello se fuera la existencia. Nada más absurdo.
No creo aquello de que todo tiempo pasado fue mejor, creo que cada tiempo y época tiene su encanto, ahí reside la felicidad. Disfrutar de lo que tienes, poco o mucho, pero saberle sacar el jugo a esos inalcanzables momentos de la esquiva felicidad.
No voy a mencionar, las miles de canciones de Leo Dan, pero aunque muchos discrepen, prefiero sus sencillas estrofas, que esa vil barbaridad repetitiva sin ton ni son de Bud Bunny por citar un solo ejemplo, y que encandila a tantos chicos.

Creo que.. con la muerte de Leo Dan se cierra una hermosa época
En fin. con la partida de Leo Dan, se cierra una pasada pero hermosa época, de aquello que vivimos como si en cada sorbo de aire se nos fuera la vida y hoy nos quedan los buenos recuerdos que nos ayudan a sobrellevar el a veces pesado fardo del presente.
La parca va y viene que cuando nos encuentre, nos lleve con el sabor agridulce de que fuimos todo lo felices que queríamos, porque bien sabemos que las cuotas son siempre desiguales, lo esencial es disfrutar todo lo que podamos mientras podamos respirar.
Por ahora no nos quedemos en la melancolía, que la vida siempre nos lleve donde seamos felices y aunque la ventana sea la misma, no todos los que se asoman ven las mismas cosas :la vista depende de la mirada.
Mejor paro de escribir me esta ganando la melancolía. Ahora en este cielo estrellado, recuerdo a mi antigua musa, y solo me llega aquel título de «Tu llegaste justo cuando menos te esperaba». Cierto no? Hasta la próxima