Por: Sarko Medina Hinojosa
Cordillera de Palabras... Observo con preocupación cómo se aproximan las elecciones de 2026 con un escenario que parece extraído de una comedia política: más de 40 candidatos a la Presidencia de la República. ¿Cómo llegamos a este absurdo? ¿En qué momento el derecho a elegir se convirtió en un imposible ejercicio de adivinanza?
Percy Medina, jefe de IDEA Internacional, lo describe con precisión: será «algo muy parecido a una tómbola». Y tiene razón. Imagine usted intentando distinguir entre 40 rostros, 40 planes de gobierno, 40 propuestas que, en muchos casos, serán prácticamente idénticas. Los medios de comunicación no tienen capacidad para dar cobertura equilibrada a semejante maraña de candidaturas, y los ciudadanos menos.
La confusión electoral no es un asunto menor. Una elección dispersa no solo diluye el voto, sino que debilita la legitimidad de quien resulte elegido. El ganador podría acceder al poder con apenas un 15% o 20% de respaldo, convirtiendo la «voluntad popular» en una frágil expresión matemática.
Más grave aún es lo que advierte Medina sobre el financiamiento. Con tantos partidos pidiendo recursos y la limitada capacidad de supervisión, se abre la puerta para que dinero del narcotráfico, la minería ilegal o redes criminales infiltren la política con mayor facilidad. ¿Queremos realmente que nuestra democracia sea subastada al mejor postor?
Fernando Tuesta, politólogo de la PUCP y exjefe de la ONPE, identifica una de las causas de este problema: la eliminación de las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) por parte del Congreso. Esta decisión, aparentemente técnica, tuvo un efecto devastador al permitir que partidos débilmente estructurados, verdaderos «vientres de alquiler», permanezcan en carrera.
Los problemas logísticos tampoco son menores. Imagine una cédula de votación con decenas de opciones para presidente, senadores, diputados y Parlamento Andino. Como señala Tuesta, explicar ese proceso en un spot de 30 segundos «es imposible».
José Villalobos, experto en derecho electoral, ofrece una visión más optimista, sugiriendo que este escenario podría ser una oportunidad para renovar la clase política. Sin embargo, ¿es realmente factible identificar propuestas valiosas en medio de semejante caos?.

Cordillera de Palabras: unas elecciones que la cantidad asfixiará a la calidad
La verdadera solución pasaría por reformas estructurales: restablecer mecanismos como las PASO, fortalecer los requisitos para mantener la inscripción de partidos, y fomentar alianzas que reduzcan la dispersión del voto. Mientras tanto, nos dirigimos hacia unas elecciones donde la cantidad asfixiará la calidad.
La democracia no se mide por el número de candidatos, sino por la capacidad de los ciudadanos de ejercer un voto informado. Con 40 opciones presidenciales, ¿estamos realmente eligiendo o simplemente jugando a la ruleta política?