Cordillera de Palabras…La mentira digital se ha vuelto una industria. Ya no hablamos de simples fake news o cadenas de WhatsApp. Ahora enfrentamos una maquinaria de desinformación potenciada por la inteligencia artificial, que produce contenido tan realista que engaña incluso a los más escépticos.
Los llamados «creadores de contenido» se han convertido en fabricantes de realidades alternativas, donde la verdad es solo un detalle incómodo que se puede ajustar con un prompt adecuado.
Incluso, varios diarios de renombre republicano, están cayendo en el copy past de notas de farándula o chismes en reel y tiktoks para generar contenido específicamente para generar tráfico, sin comprobar ni su relevancia ni tampoco la veracidad.
Y el problema va más allá de unos cuantos likes o visualizaciones. Estamos permitiendo que se reescriba la historia en tiempo real. Cuando una imagen falsa se viraliza, se convierte en «verdad» para miles de personas que la comparten sin cuestionarla.
Los algoritmos premian el engagement, no la veracidad, y así vamos construyendo una memoria colectiva digital plagada de falsedades.
Esto lo conversé hace unos días en una radio local: ¿Qué pasará cuando dentro de veinte años alguien quiera investigar sobre los eventos que vivimos hoy? ¿Cómo distinguirá entre lo que realmente ocurrió y lo que fue generado por una IA?.
La línea entre realidad y ficción se difumina cada día más, y con ella, nuestra capacidad de construir un relato histórico confiable.
Por eso es urgente que los gobiernos legislen sobre la obligatoriedad de etiquetar todo contenido generado por IA. No es censura, es transparencia.
.El público tiene derecho a saber si lo que está viendo fue creado por un humano o por un algoritmo. Pero esto no basta.

Mentira digital… amenaza con distorsionar nuestra realidad
Nuestras bibliotecas y archivos históricos deben transformarse en guardianes digitales de la verdad, documentando y preservando evidencia verificable de los acontecimientos importantes. Y eso es urgente, en especial en un país que olvida y tergiversan sus autoridades la verdad a su antojo.
La tecnología que hoy amenaza con distorsionar nuestra realidad también puede ser nuestra aliada en la preservación de la verdad. Pero para ello necesitamos voluntad política y consciencia social.
La batalla por la verdad histórica se está librando ahora, en cada scroll, en cada share, en cada like. El tiempo corre, y con cada día que pasa, la mentira digital gana terreno.
Es imposible negar los beneficios de la IA, pero también decir sus falencias y problemas que nos generará. Podemos resolver ahora que aún la mentira no se ha vuelto general ¿O ya lo hizo?
(Este artículo fue revisado en su ortografía por una IA)