Por: Sarko Medina Hinojosa
Cordillera de Palabras… En un extremo están los padres que le compran el último iPhone a su hijo de 10 años; en el otro, los que ni siquiera pueden garantizar el uniforme escolar. Entre estos dos abismos, el concepto del ahorro se ha perdido, dejando a toda una generación sin las herramientas básicas para manejar su futuro económico.
Los especialistas en finanzas familiares recomiendan empezar a enseñar sobre ahorro desde los 5 años. Una alcancía no es solo un juguete; es una escuela de paciencia, planificación y responsabilidad.
Pero ¿cómo enseñar a ahorrar cuando algunos padres no pueden ni llegar a fin de mes, mientras otros confunden el amor con satisfacer cada capricho?. Los «padres burbuja» crean niños que nunca han escuchado un «no», que creen que el dinero aparece mágicamente en el cajero.
Fastuosas maneras de criarlos en las que siempre están dispuestos a complacer sus exigencias proyectando muchas veces las carencias infantiles en creer que dándoles todo los harán buenos humanos.
En el otro extremo, hay niños que aprenden demasiado pronto sobre las carencias con padres que no se hacen cargo de la responsabilidad económica ni afectiva que necesitan, y sin la guía para superarlas. Ambos extremos son igualmente peligrosos para su futuro financiero.
El ahorro no es solo guardar dinero; es aprender a valorar el esfuerzo, a establecer metas, a distinguir entre necesidades y deseos. Un niño que aprende a ahorrar para un juguete está aprendiendo más que matemáticas básicas: está desarrollando autocontrol y pensamiento a largo plazo.
Un niño que participa en la economía del hogar sabiendo cuánto cuesta cada producto y en cuánto eso se traduce en el tiempo que gestionan sus padres en conseguirlo, no solo aprende sobre el valor del dinero, sino sobre el tiempo que se invierte en forjar una familia.

Ahorro: una alcancía donde puedan ver crecer sus ahorros
¿La solución? Empezar con lo básico: una alcancía transparente donde puedan ver crecer sus ahorros, metas pequeñas y alcanzables, y sobre todo, el ejemplo en casa. Porque los niños no aprenden lo que les decimos, sino lo que ven hacer a sus padres.
Todos ven Netflix, entonces todos lo pagan en porcentajes. Tareas remuneradas acorde a su edad en que participen de las ganancias y también de gastos.
Tiempo de calidad no solo de comprar y nada más, las vacaciones, no importa si son al Parque Selva Alegre o a Dubai, la importancia es poder experimentar la cercanía y no muros de celular en medio.
La verdadera pregunta es: ¿Estamos criando una generación de consumidores compulsivos, violentos y caprichosos o de administradores responsables, humanos empáticos? La respuesta está en nuestras manos, y en las alcancías de tiempo y dinero que decidamos darles.