Por Wilfredo Mendoza Rosado
CREO QUE.. Esa imperceptible línea entre la vida y la muerte, es apenas el atisbo entre estar y no estar. Hoy eres presente y en contados segundos, ser simplemente pasado. Todos vamos viviendo y muriendo cada día. No digo nada nuevo. Tampoco pretendo descubrir la pólvora.
En realidad, me inquieta , cuando me pasó con una persona muy especial: “Buen día…Sabes mi papá murió. Hace una hora más o menos”. Cortante. Imagino, como se derrumba parte del mundo interior de una persona, cuando recibe esta noticia. Solo la imagino, porque mis padres siguen vivos.
Para ser sinceros. la vida no es una línea recta, es un círculo constante de emociones. A veces te abraza la alegría, otras te visita la tristeza. Hay días en los que todo fluye y otros donde sientes que todo se rompe. Pero así es este viaje: cambiante, impredecible, humano. Esas caídas al abismo, nos enfrentan a tener que aprender a vivir…sin esa persona.
No es un secreto, que cualquier dolor, por más profundo que sea, no pienses que será eterno. Ninguna tormenta dura para siempre. Después del dolor, llega la calma. Tras el caos, vuelve la claridad. Y aunque no lo parezca, incluso en medio del sufrimiento… estás creciendo. Esa es la mejor parte de este camino.
En realidad, la vida y sus enseñanzas, nos preparan para muchas cosas, menos para estas pérdidas. «El día que leí la lista de casi todas las palabras de que dispone el sánscrito para designar al absoluto, comprendí que me había equivocado de camino, de país, de idioma.» Escribió el filósofo Emil Cioran y en realidad, nos equivocamos. Cada etapa tiene su propósito.
Los tiempos duros enseñan, los tiempos serenos sanan. La tristeza te conecta con lo que necesitas mirar, y la felicidad te recuerda que vale la pena seguir caminando. Porque vamos atados a los buenos o malos recuerdos. Supongo, que eso viene atravesando, a propósito de la muerte de su padre.
CREO QUE… La vida no se queda en un solo color
Como, le dije, no creo que hayan palabras,para calmar ese dolor que nos marca para siempre. Así que resiste. Respira. Confía. Porque la vida no se queda en un solo color. Gira, cambia, avanza. Y lo que hoy pesa, mañana será solo parte de la historia que te hizo más fuerte.
Hoy por buen tiempo, será un color oscuro, sombrío; pero recuerda, que los alegres vendrán. Muy pocas personas están realmente vivas, y las que lo están nunca mueren; no importa si ya no están. Nadie a quien ames está muerto jamás.
No creo que nadie se encuentre preparado para aceptar la muerte de un ser querido. Sin embargo, cuando se le recuerda, cuando se sigue el legado de quien se nos adelantó en el camino, solo resta cuidar los buenos recuerdos, que son la mejor forma de decirle: vives, y espero que en su caso, sea para siempre. Estoy seguro, que así será. Hoy prima la tristeza, mañana la alegría. Nada dura para siempre, menos el dolor. Hasta la próxima.