Por: Christiaan Lecarnaqué Linares
El Pirata| Hablemos de películas... Después de varios intentos parece que Marvel encontró en Thunderbolts el aire fresco que necesitaba para sacar adelante su nuevo universo cinematográfico. Luego de Los vengadores: Endgame vinieron varias películas que no dieron en el clavo hasta que estrenó esta nueva propuesta con una brisa renovadora.
Thunderbolts se siente más emocional y menos fría que sus antecesoras. Tiene más alma y esencia que otras películas de Marvel limitadas a coreografiadas escenas de acción, efectos visuales y diálogos divertidos.
En esta están presentes estos tres elementos, pero detrás de cada personaje hay una historia que los empuja a buscar un sentido en sus vidas.
¿Por qué este nuevo equipo de superhéroes tiene esta motivación de dejar de sentirse vacíos y encontrar un nuevo propósito en sus vidas? Pues por su pasado. No son seres ejemplares ni modelos de superación, sino personajes con más bajas que altas que los ha llevado a sentirse huecos.
Entonces la premisa de la película gira sobre ello. Qué hacemos con nuestras anteriores acciones. ¿Las olvidamos? ¿Luchamos contra ellas? o ¿las aceptamos y abrazamos?.
Pues la respuesta a esta interrogante está en la resolución a la película. Precisamente cuando encuentran esta solución se construye una metáfora que da forma a un final emotivo.
Incluso esta discusión sobre el pasado se plantea en un diálogo entre Bucky, El soldado de invierno, y Mel, la asistenta de Valentina. Ambos reflexionan sobre este tema y dan la clave para resolver el futuro nudo de la historia.
En ese sentido resulta curioso que el problema planteado en Thunderbolts no se resuelva con golpes o estrategias rebuscadas, sino con perdón y aceptación.
THUNDERBOLTS: UN PROCESO COMPLICADO
No obstante, para alcanzar este nivel emocional habrá que transitar por un proceso que implica liberar ese resentimiento, aprender a confiar en el resto y trabajar en equipo.
La receta ya no es desarrollar un plan elaborado con la intervención de múltiples actores, sino hacer lo más difícil (incluso para todos): enfrentar nuestras culpas y mirar adelante.
Quien hubiera pensado que una película de superhéroes se comportaría así, luego de varios años. Parece que Marvel entendió que no todo se trata de efectos visuales, escenas de acción de alta complejidad, ni chistes divertidos, sino de darle a la historia una dosis de emotividad y reflexión.
NO ES UN DRAMA
Queremos aclarar que la cinta no es un drama completo, sino que está bien combinada con tomas de peleas, por cierto, bien hechas, así como diálogos sarcásticos, que por momentos arrancan una carcajada.
No es una obra maestra, pero tiene menos problemas que las anteriores y lo mejor para Marvel, es que se trata de un buen reinicio para su universo que parecía perderse en el horizonte.
P.D. El trabajo de la actriz Florence Pugh (Yelena) de lejos es el mejor del elenco. Sobre sus hombros carga la premisa de esta película y es este personaje quien concluye que los golpes no solucionarán el conflicto de esta historia. Pueden ver su trabajo en Oppenheimer (Max).
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