Por Wilfredo Mendoza Rosado
CREO QUE... La pura verdad, así como algunos necesitan del alcohol, de las drogas, del sexo, o algunas de comprar compulsivamente o de algunos otros desmadres personales, no me imagino, mi vida sin libros.
Puedo prescindir de muchas cosas materiales , pero jamás de tener a la mano un libro. De todos los “males” opté por la lectura y vaya que me hace feliz, a despecho de los reveses personales, que nunca faltan, siempre sobran.
«Hay personas que saben querer bonito, que lo transforman todo con su alegría, que con sus palabras y saludos nos cambian para bien, que saben despertar en nosotros ternura, sueños y hacernos recordar que la vida es un regalo divino. Hay almas destinadas a hacer de nuestras vidas una experiencia inolvidable.» J.Wailen
Sobre ese “querer bonito”, me imagino ipso facto, a Alfredo Bryce Echenique., el autor del memorable “Un mundo para Julius” el cual pude adquirir, luego de muchas privaciones, hace un torrente de años, en la antigua librería Aquelarre, que quedaba en calle San Juan de Dios ( cerca al BCP) un nicho bien escondido de los hermanos Ramírez.
Donde cada vez que iba era como hoy, feliz, muchas veces no compraba. Los bolsillos más llenos de esperanzas que de dinero.
Recuerdo, la atropellada lectura de Julius, el alter ego de Alfredo. Sufrí, lloré, reí como el personaje bryceano, y cuando, se acabó, como todo en la vida, me quedó el sentido de la esquiva felicidad, como el desdichado Julius, o el propio Alfredo, que solo ha buscado escribir, ´para que sus amigos lo quieran más.
Luego he leído, casi toda la obra de Bryce, y nunca he sentido tan cerca eso que llamamos felicidad, he vivido casi todos sus personajes, porque de eso se trata cuando lees, vivir otras vidas más satisfactorias, porque leer es protestar contra las insuficiencias de la vida, como señala Mario Vargas Llosa.
Hoy, reviso mi biblioteca y no encuentro, ese ejemplar de editorial Mosca Azul, supongo que un antiguo y lejano amor, no me lo devolvió, quiero suponer (jajajajaja) que producto de la ruptura , no quiso devolverme el ejemplar, y como nunca me ha gustado rogar, di “La media vuelta”, como ese inolvidable bolero:
Yo quiero que te vayas por el mundo
Si encuentras un amor que te comprenda
Y sientas que te quiere más que a nadie
Entonces yo daré la media vuelta
Y me iré con el sol cuando muera la tarde…

CREO QUE… Tuve la surte de entrevistar a Alfredo Bryce
A sus 86 años recién cumplidos, tuve la suerte de poder entrevistar hasta dos veces a Alfredo Bryce, quien para mi felicidad, era tal cual, como sus personajes, feliz, alegre, buscando el amor que nunca llega (ahí vamos) pero que trasunta, el gusto de la vida por la misma vida. Esa es la clave.
“Los libros me admitieron abiertamente en su mundo, como la mayoría de las personas no lo hicieron. La vida que viví en los libros fue de tranquilidad y libertad, sabiduría, brillo, elegancia y estilo”.—Jonathan Raban
Un último guiño, una persona muy especial, bien lo sabe, me acaba de regalar un libro. Me hizo feliz, eso que tanto buscamos pero poco encontramos. Eso es tocar el cielo. Vale. Hasta la próxima.